La Fraternidad 1877

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del Rito Escoces Antiguo y Aceptado
para la Republica Argentina.

Excélsior

La Fraternidad 1877

1.877. El país se encontraba en una difícil situación financiera producto de la guerra con el Paraguay y el gobierno Nacional de Nicolás Avellaneda, el cual decide suprimir las becas estudiantiles recibidas por muchos estudiantes del interior del país que se alojaban y estudiaban en el histórico Colegio del Uruguay, entonces único colegio secundario laico del país y formador de gran parte de la generación del 80 y de toda una clase de hombres que en poco tiempo supo elevar a nuestro país a los primeros niveles de todo el orbe, permitiendo que sus habitantes gozaran de uno de los mejores niveles de vida del mundo y reduciendo el analfabetismo al menor índice conocido. El ministro de Instrucción Pública era el Ilustre Hermano Onésimo Leguizamón, también ex alumno del Histórico Colegio y de quien además de ser el artífice de la ley 1420 y destacado ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, contaba una famosa anécdota de que el propio general Urquiza boleó su caballo haciéndolo caer cuando intentaba huir del colegio para dejar sus estudios secundarios

La falta de fondos públicos y la muerte años atrás del padre del histórico colegio hicieron que a poco de comenzado el año escolar la inmensa cantidad de jóvenes de todo el país e incluso de Sudamérica alojados en el mismo no tuviera ni albergue ni fondos que le permitieran solventar su vida y sus estudios, se produjo para muchos internos el grave problema que significaba el abandono de sus estudio. Un alumno, cuyo nombre debe reivindicarse para salvarlo del olvido, llamado Juan Bidart, sugiere a sus compañeros la organización entre los estudiantes de una sociedad de socorro a favor de aquellos, a quienes la supresión de becas había dejado sin amparo, frente a lo cual miembros de la Respetable Logia Jorge Washington N° 44, como Alejo Peyret y Benjamín Zubiaur, impulsan y llevan adelante junto con la sociedad uruguayense la idea de Bidart. Luego de la convocatoria a todos los interesados, se culminó en la reunión del 14 de mayo de 1.877 en cuyo transcurso se dan las bases de "una sociedad de Socorros a los estudiantes", y siendo también Zubiaur aún alumno de jurisprudencia del Colegio y con solo 21 años de edad, es elegido por sus compañeros como presidente de la misma. En calidad de tal, se encargó de redactar el primer reglamento interno y estatutos sociales que regirían la "Asociación Educacionista La Fraternidad".

Debe mencionarse también en la etapa fundacional a Don Alberto Ugarteche, médico y catedrático de la Escuela Normal y el Colegio Nacional, quien presidió el Consejo Directivo en 1.890, el cual asignaba a la Fraternidad una misión mucho más amplia que la de mero apéndice del Colegio. "La sociedad no llenaría sus generosas aspiraciones - decía Ugarteche - sin el establecimiento de una escuela de artes y oficios, que vendría a servir de complemento en la educación de los jóvenes internos"; destacándose también personalidades como la del Dr. Luis Esteva Berga, que no aceptaron que La Fraternidad fuera considerada como simple albergue, objetivo limitado, inactual y mezquino, ponderando las orientaciones de Vicente Juliá Tolrá en su libro "República Fraternal", cuando enseñaba que ser aplicado y buen alumno eran méritos estimables, pero parcializados, inherentes a un estado o condición transitoria en la vida del adolescente, pues la elevación de la juventud se vincula a la honradez, a la dignidad y al respeto, como al sentido ético de la conducta pública y privada.

Y es en este sendero que luego de 141 años de una facunda labor esa casa, mi casa, aún continúa llevando adelante su propósito, habiendo sumado hace 41 años la creación de la Universidad de Concepción del Uruguay que convive con el internado secundario, en el cual aún hoy concurren adolescentes de todo el país y en especial aquellos carentes de recursos para poder obtener una formación integral.

Como sabemos que para poder admirar debidamente una gran obra de arte es necesario a veces elevarnos para tomar dimensión y hacer un análisis en perspectiva de la misma, elevémonos por un instante e imaginemos en la sociedad actual y con todos los problemas que sufre la adolescencia - y en especial aquellos carentes de recursos - lo que significa encontrar un lugar totalmente alejado de los vicios, en donde únicamente conviven en la casa Fraters…, Hermanos…, que se apoyan mutuamente, en donde los de mayor edad son los encargados de resguardar las tradiciones e impartir disciplina, no de un modo marcial, sino con el verdadero amor de un hermano mayor, de apuntalarse y colaborar mutuamente en los estudios y hacerse de esa forma, juntos, hombres útiles y provechosos para su porvenir y el toda la sociedad.

No encuentro mejor síntesis para describir lo anterior que recordar algunos puntos del Decálogo Fraternal, el cual comienza recordándonos que "No hallarás mayor satisfacción interior que la de arrostrarlo todo por quien piensa y vive a tu lado como un Hermano", y nos continúa enseñando que "Serás lo suficientemente comprensivo como para cerciorarte de que en ningún momento eres indispensable" y que "No creas que llegará a existir época que cultive por sí sola tus afanes de perfección como esta. No te turbe la indecisión y empéñate de intenso en hallar tus verdades, que, cuando todo sea alejamiento, te harán sobrada falta".

Y si bien estos son solo tres puntos del decálogo, no quiero dejar de recordar que cuando con 13 años recién cumplidos ingresé a "La Frater", la primer instrucción que recibí de mis hermanos mayores fue que si bien había un código de disciplina, solo la revelación de las tradiciones y secretos Fraternales o la delación de un Hermano tenía como sanción inmediata e irrevocable la expulsión.

Creo que estas pequeñas muestras bastan por sí solas para quien no conoce La Fraternidad para darse cuenta de que nos encontramos frente a una institución única en su tipo, de la cual no creo que exista otra con igual impronta y especiales características no solo en nuestro país, sino en toda Sudamérica; y es así que siendo fiel a sus tradiciones y mandatos originales se ha podido trasmitir su espíritu fundacional por más de 140 años entre quienes transitamos por ella; por lo cual como hija que fuere de la Respetable Logia Jorge Washington hoy rendimos homenaje dándole su nombre a esta Logia de Perfección; homenaje que debemos honrar rescatando esos principios fundacionales y sin vaciarlos de contenido colaborar para fortalecer la obra, de tal forma que la institución no pierda el rumbo y esta ciudad vuelva a ser el centro o núcleo fundador de nuevas generaciones de hombres que con su grandeza intelectual y espiritual motoricen nuevamente el progreso del país; como hace 140 años lo hicieran desde una ciudad que entonces no contaba con más de diez mil habitantes.